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sábado, 29 de enero de 2011

"El regreso de Williams B. Arrensberg"

Oviedo cuenta con más de 100 esculturas, entre ellas hay una a la que tengo especial cariño, por su significado, ya que en cierto modo está dedicada a todos los viajeros, y porque conocí personalmente a su autor, Eduardo Úrculo, quien fue mi vecino cuando residía en Madrid.

La obra “El regreso de Williams Arrensberg”, 1993, situada en la plaza Porlier.



Úrculo es uno de los principales exponentes de la pintura pop en España. Trabajó en diversos registros desde el expresionismo hasta el neocubismo e hizo de la maleta y el sombrero sus dos grandes iconos.
Nacido en Santurce, inició su formación en Asturias y pronto viajo a Madrid para continuar sus estudios. Vivió en Paris y viajó por distintas ciudades.
Durante la década de los setenta inició sus obras enmarcadas en el pop art y comenzó la época erótica con sus cotizados femeninos rebosantes de colorido.
En los ochenta su obra se desplazó hacia la narrativa desarrollando un trabajo a partir de motivos como los sombreros, el artista de espaldas o los viajes que constantemente quedan plasmados, tanto en pintura como escultura, con la figura de la maleta.

Úrculo era amigo de Williams B. Arenseberg, a quien le seguía la leyenda de escritor arisco, insociable, solitario y gran viajero. Pocas veces se le vio en público y no se dejó fotografiar jamás. Ni siquiera le importaba el creciente interés de los lectores por sus textos.  Nadie osó dibujarlo físicamente, y convirtió en invisible su enorme estatura de dos metros, el rostro hosco, su espeso y ancho bigote, la cabeza pequeña de pelo cano, cubierta siempre con un sombrero de viajante, regalo de Arthur Miller. Pero dio permiso a Úrculo para convertir su recuerdo en una escultura que lo inmortalizara físicamente.

Esta obra guarda innumerables incógnitas: ¿De dónde viene y a dónde se dirige?, ¿llega o se va?, ¿dónde está…en una estación, en un andén, en la puerta de un hotel?, ¿cuántos países habrá visitado?, ¿qué guarda en todas esas maletas y en el baúl en el que se apoya…..libros, papeles, recuerdos…?.

Esta escultura está dedicada a Williams B. Arrensberg, pero sin duda, está asimismo dedicada a todos y cada uno de los viajeros.

 “No hay metáfora de la vida tan válida como el viaje. Siempre venimos de algo y vamos hacia algo. En algunos casos, incluso los sueños forman parte del trayecto. Bien sea porque nacen del pasado o porque representan los anhelos del futuro”.

Visita con A+Asturias el casco antiguo de Oviedo, y descubrirás los secretos que guardan los rincones de la ciudad.


3 comentarios:

  1. Es una estatua fascinante.
    Me encanta la foto: las dos chicas encuadran perfectamente la figura central.

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  2. Gracias Attila, köszönöm! La verdad es que la escultura es muy bonita.

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  3. Felicidades por hese bonito viaje pues toda Aturias espleciosa . Maria

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